jueves, 2 de octubre de 2008

¡Podríamos Saber!


Podríamos saber que es amar,
Podríamos saber que es odiar,
Podríamos saber que es perdonar,
Podríamos saber que no hay vuelta atrás,
Podríamos saber que el corazón no entiende de razón,
Podríamos saber que cuando tu mirada se clava fijamente en mis ojos, ya no puedo pensar,
Podríamos saber que de nada hemos de saber,
Podríamos saber como perdernos en una noche,
Podríamos saber como escabullirnos en la multitud,
Podríamos saber quien es el más infeliz,
Podríamos saber las heridas que hay que curar,
Podríamos saber que solo yo lo sabré,
Podríamos saber que solo tú lo sabrás,
Podríamos saber que no nos quieren oír,
Podríamos saber que solo tú me puede ver sonreír,
Podríamos saber cuando es el momento para dejar el pasado atrás,
Podríamos saber quien soy yo, y quien eres tú,
Podríamos saber que das vuelta la pagina, y comienzas una nueva historia,
Podríamos saber que yo soy la protagonista de ese nuevo comenzar,
Podríamos saber quien terminara siendo feliz,
Podríamos saber infinitas cosas, ah! Como podríamos saber.
Parece reiterativo, pero simplemente podríamos saber.

Pero ¿Que podría saber para que comprendas lo que tú podrías saber?

3 comentarios:

Ale en el cielo con diamantes. dijo...

¡no sé si me explico!

Anónimo dijo...

Si!... podríamos saber muchas infinitas cosas... Podríamos saberlo todo y aún querríamos saber más.

simplemente.. pk somos copuchntos :P

Anónimo dijo...

Primero las respectivas quejas:
Ese estupido pendrive virtual me persigue desde que aparece tu blog, con su musica semi-satanica y semi-musica.
Segundo, creo que merezco algun pago por ser participe inconciente como editor en tu blog.
Con respecto al escrito, me parece de un final sugerente. Ademas como dice el comentario de al lado, deberiamos ser copuchentos para tratar de saber.

Historia de la sombra.

El primer sabor que recuerda fue zanahoria. El primer olor, un limon cortado por la mitad. Recuerda que lloro cuando descubrio la distancia. Y recuerda que una mañana ocurrio el descubrimiento de la sombra.aquella mañana, el vio lo que hasta entonces habia mirado sin ver: pegada a sus pies, yacia la sombra, mas larga que su cuerpo.camino, corrio. A donde el iba, fuera donde fuera, la persiguidora sombra iba con el.quiso sacarsela de encima. quiso pisarla, patearla, golpearla; pero la sombra, mas rapida que sus piernas y sus brazos, lo esquivaba siempre. quiso saltar sobre ella; pero ella se adelanto. Volviendose bruscamente, se la saco de adelante; pero ella reaparecio por detras. Se pego contra el tronco de un arbol, se acurruco contra la pared, se metio detras de la puerta. Donde el se perdia, la sombra lo encontraba.por fin, consiguio desprenderse. Pego un brinco, se echo en la hamaca y se separo de la sombra. Ella se quedo debajo de la red esperandolo. Después supo que las nubes, la noche y el mediodia suprimen a la sombra. Y supo que la sombra siempre vuelve, traida por el sol, como un anillo en busca del dedo o un abrigo viajando hacia el cuerpo. Y se acostumbro. Cuando el crecio, con el crecio su sombra. Y el tuvo miedo de quedarse sin ella. Y paso el tiempo. Y ahora, cuando se esta achicando, al cabo de los dias de su vida, tiene pena de morirse y dejarla sin el.
Las palabras andantes.
100 relatos breves, Eduardo Galeano.