martes, 14 de octubre de 2008

Perdiendo Siempre el Tiempo.

Cristales infranqueables de sensaciones inamovibles son aquellos sucesos previamente calculados, por aquellas victimas que rodean la cotidianidad de nuestras vidas, ¿victimas o victimarios? Da lo mismo especificar quien es quien, ellos sienten, viven, aman, y odian de igual modo que una fantasía inespecífica que encontré debajo de las manos asesinas de mi victimario.

Controlar el destino, palabras vagas, sin orden, esto me hace sentir que vivo en otra realidad, ¿me entiendes lo que te digo? Sinceramente ni yo lo entiendo, así que no te culpare si no lo haces.

Febril estado de ambición, cabos sueltos en tu corazón, palabras van palabras vienen, ¿a cuales de ellas le creerás?, serán a aquellas que yo te mencionare, aunque no poseo la verdad absoluta pero mi capacidad de juicio me hace ver todo mas claramente, mencionemos cada parte natural de tu ser, JA! ¿Natural? Por favor. Si eres natural házmelo saber, siempre pregonas de la naturalidad y te llenas la boca con aquellas personas que para ti usan mascaras, pero te diré algo, la única mascara que conozco es la que llevas puesta tú.

¿A que le temes? Tonto, iluso, me cansé de tanto palabrerío, bla bla bla, odio tu tonto racionalismo, odio tu pasividad y odio tu paciente soledad, ¿porque te alejas?, no eres normal. Me encanta tu melancolía, paf!, me estoy quedando desnuda ante tus ojos, y aun así no me miras, ¿Que estúpido no? Te miento y me miento, cuento hasta diez y cien pero aún así no le encuentro la mayor explicación.

Podría decirte chao hasta nunca, pero no, no quiero, no me dejas, pero basta, me iré por el otro camino, ya que no encuentro respuestas en ti, susúrrame, y has me ver, ya no quiero perder mas el tiempo en ti. Te diré que de ti depende que yo me la juegue por ti, de nadie más, ya no lo pienses más y toma tu decisión, y ¡aclárate por favor!

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Historia de la sombra.

El primer sabor que recuerda fue zanahoria. El primer olor, un limon cortado por la mitad. Recuerda que lloro cuando descubrio la distancia. Y recuerda que una mañana ocurrio el descubrimiento de la sombra.aquella mañana, el vio lo que hasta entonces habia mirado sin ver: pegada a sus pies, yacia la sombra, mas larga que su cuerpo.camino, corrio. A donde el iba, fuera donde fuera, la persiguidora sombra iba con el.quiso sacarsela de encima. quiso pisarla, patearla, golpearla; pero la sombra, mas rapida que sus piernas y sus brazos, lo esquivaba siempre. quiso saltar sobre ella; pero ella se adelanto. Volviendose bruscamente, se la saco de adelante; pero ella reaparecio por detras. Se pego contra el tronco de un arbol, se acurruco contra la pared, se metio detras de la puerta. Donde el se perdia, la sombra lo encontraba.por fin, consiguio desprenderse. Pego un brinco, se echo en la hamaca y se separo de la sombra. Ella se quedo debajo de la red esperandolo. Después supo que las nubes, la noche y el mediodia suprimen a la sombra. Y supo que la sombra siempre vuelve, traida por el sol, como un anillo en busca del dedo o un abrigo viajando hacia el cuerpo. Y se acostumbro. Cuando el crecio, con el crecio su sombra. Y el tuvo miedo de quedarse sin ella. Y paso el tiempo. Y ahora, cuando se esta achicando, al cabo de los dias de su vida, tiene pena de morirse y dejarla sin el.
Las palabras andantes.
100 relatos breves, Eduardo Galeano.