martes, 9 de septiembre de 2008

Sentir es vivir


"Dicen que sentir es vivir, dicen que vivir es sentir,Pero a mi me gustaría saber, si por un día ¿podría vivir sin sentir?,¿Cuales serian las respuestas?...


Vivimos para sentir y sentimos para vivir,Creo que en estas palabras se entiende claramente, El porque de mi pregunta, es que no se vivir sin sentir.


Hasta mis palabras se vuelven confusas, ni se lo que digoNo se que pensar, no se si esto que estoy sintiendo, sea realParece una contradicción, eso no lo voy a negar, hasta rimas me salenEsto es fatal.


Deseo una respuesta real, aquella que me llenara el alma de felicidad,Pero quien tendrá esa respuesta, el viento, el sol, el corazón, No, el corazón no, lo único que hace es confundirnos aun más.


Recuerdo unas palabras que llegaron a mi, “no temas decir lo que sientes”,Pero eso es lo que siempre tengo, temor, pero que es lo único que consigoEs atormentarme aún más en mis preguntas sin respuestas,O eso es lo que yo quiero creer, que no las tienen, porque quizásLas respuestas me causen el dolor temible del no sentir.


Que es lo que me causa decir todo esto, claramente no hay para que decirlo,A simple vista, uno se da cuenta que es, lo que te confunde, te hace pensar, te hace sentir,Verdaderamente son esas mariposas increíbles que revolotean y que no te dejan en paz.


Pero ellas te hacen feliz, ya que eso significa que lo que sientes si es real,Y que no es un sentimiento ambiguo, que pronto se extinguirá,Sino más bien es ese sentimiento que por siempre perdurara,Viviré por ese sentir, viviré para compartirlo, viviré para demostrarQue solo se puede vivir con sentir, como lo hago yo ahora."

1 comentario:

david dijo...

bonitas concluciones
son esas preguntas fatales, pero hermosa, uno siempre va sentir, el miedo es si ese sentimiento te gusta o te atrapa
por eso muchas veces negamos ser quienes somos, porque nuestros verdaderos sentimientos nos vuelven locos, y nos muestran deviles

Historia de la sombra.

El primer sabor que recuerda fue zanahoria. El primer olor, un limon cortado por la mitad. Recuerda que lloro cuando descubrio la distancia. Y recuerda que una mañana ocurrio el descubrimiento de la sombra.aquella mañana, el vio lo que hasta entonces habia mirado sin ver: pegada a sus pies, yacia la sombra, mas larga que su cuerpo.camino, corrio. A donde el iba, fuera donde fuera, la persiguidora sombra iba con el.quiso sacarsela de encima. quiso pisarla, patearla, golpearla; pero la sombra, mas rapida que sus piernas y sus brazos, lo esquivaba siempre. quiso saltar sobre ella; pero ella se adelanto. Volviendose bruscamente, se la saco de adelante; pero ella reaparecio por detras. Se pego contra el tronco de un arbol, se acurruco contra la pared, se metio detras de la puerta. Donde el se perdia, la sombra lo encontraba.por fin, consiguio desprenderse. Pego un brinco, se echo en la hamaca y se separo de la sombra. Ella se quedo debajo de la red esperandolo. Después supo que las nubes, la noche y el mediodia suprimen a la sombra. Y supo que la sombra siempre vuelve, traida por el sol, como un anillo en busca del dedo o un abrigo viajando hacia el cuerpo. Y se acostumbro. Cuando el crecio, con el crecio su sombra. Y el tuvo miedo de quedarse sin ella. Y paso el tiempo. Y ahora, cuando se esta achicando, al cabo de los dias de su vida, tiene pena de morirse y dejarla sin el.
Las palabras andantes.
100 relatos breves, Eduardo Galeano.